miércoles, 20 de febrero de 2019

Microcrónica literaria de la 1ª noche de Preliminares del #COMBA2019

- Que sí, vente el sábado, ya verás como te gusta.
- No sé, no sé, igual es demasiado ruidoso, y hay mucha gente.
- Ruidoso dice, mira, ahí tienes razón, porque con esas orejas, tienes que escucharlo todo a todo volumen, jaja...

- ¡A ver! ¡Esos del fondo! ¡El Orejón, el Cabezón y el Gordo! ¿Os podéis callar, que los señores del fondo no me oyen las indicaciones?
- No se preocupe, jefe, que nosotros a este gimnasio hemos venido pocas veces, y no sé yo si volveremos. Es más, nos vamos a ir ya, que enfrente hay un bar con muy buena pinta y unas croquetas mejores aún. Será mejor que sus abdominales y sentadillas.

Esta discusión hubiera sido muy seria en otro momento, pero en mitad de una clase de zumba... pues como que no imponía mucho respeto, especialmente entre los señores del fondo, a los que el profesor también tuvo que llamar la atención:

- Por favor, ¿no les dije que trajeran una toalla a las clases? Miren cómo están poniendo todo el suelo de sudor, se van a acabar resbalando.
- ¿Qué quiere que hagamos?- Dijo el que parecía ser el cabecilla- ¿Usted no sabe que en la cabeza es donde más glándulas sudoríparas hay? Y como nosotros estamos más calvos que un melón de Villaconejos, pues es normal que lo pongamos todo perdido.
- Son las normas del local, tengo que invitarles a abandonarlo. Me duele, pues tenía un buen recuerdo de ustedes, están invitados a volver en la próxima temporada.
- También nos duele, pero menos porque hemos visto un bar allí enfrente con unos pinchos espectaculares, allí estaremos.

Cuando el grupo de calvos abandonó la sala y el Yoni iba a poner de nuevo en marcha el radiocasete, se oyeron unos ronquidos desde el lateral de la sala.
- Oigan, oigan, ¡OIGAN!
Otro grupo de hombres, estos con bastante pelo alborotado, estaba durmiendo plácidamente en las colchonetas. Se despertaron de golpe tras el grito del monitor e, instintivamente, fueron a darle un biberón.
- ¿Pero qué hacen? ¿Cómo se quedan dormidos en la clase?
- Disculpe usted, somos padres primerizos y entre el bebé y el trabajo, este es el ratito más tranquilo que tenemos, ¿le importa si nos echamos? Prometemos no molestar.
- Les recuerdo a ustedes de la última vez que estuvieron aquí y desentonaron un poco, en cambio hoy se ha notado que han mejorado mucho. No les puedo dejar que se queden durmiendo, ¿se ven con fuerzas de unirse a la clase?
Unas miradas entre los hombres bastó para tomar una decisión:
- No, nos vamos al bar de enfrente, que parece tranquilo y ponen unas raciones que te pasas. Pero prometemos volver pronto, y ya en plenitud de condiciones.

- Disculpen, señoras- imploró el Yoni ante el único grupo de mujeres que quedaba en la sala, las mujeres siempre fieles y que se quedaban hasta el final.
Continuó la clase y, al terminar, el monitor las felicitó.
- Muy bien, han mantenido el buen ritmo y la predisposición, incluso la música sonaba incluso algo mejor hoy. Las espero en la siguiente clase, ¡no falten!

Muy contentas, el grupo de señoras se puso a recoger mientras miraban por la ventana. Los pasteles del escaparate del bar de enfrente llamó su atención y, por un momento, les hizo flaquear y desear ir allí. Tenían que resistir a la tentación...

Mientras tanto, el diablo miraba desde detrás de la barra y sonreía al ver todas las almas que había conseguido atraer ese día sacándolas del gimnasio para que pecaran en aquel sitio. Sabía que aún les quedaban muchas más por conseguir, no tenía prisa, no se iba a marchar tan pronto. Quien sabe si incluso conseguiría a aquellas mujeres que parecían tan disciplinadas, pronto lo sabría...

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