Buenos días,
Anoche se cerró la fase de Preliminares y ya conocemos a los semifinalistas. Pero no estaría completa la fiesta sin nuestra crónica de la noche en versión literaria. Aquí la tenéis, con todo el cariño y dedicación.
"Uff, es maja, pero me desespera", pensó nuestra protagonista cuando se despidió de su amiga. Se había levantado temprano para hacer varios recados, pero se encontró por la calle con una antigua compañera, la más pija de la ciudad. Era un encanto y parecía que los años no pasaban por ella, pero apenas le dejó hablar, le estuvo detallando sus operaciones estéticas, sus ligues, sus compras... No sabía como cortarla. Suspiró de alivio cuando se fue y pensó que tardaría una temporadita en volver a verla.
Miró el reloj, ¡era tardísimo! Tenía que ir a la Concejalía a recoger unos impresos, pero mucho se temía que el funcionario ya se hubiera marchado. Efectivamente, cuando llegó ya estaba vacío el mostrador. En información le dijeron que se acababa de ir, que había estado un tiempo de baja y había vuelto. "No creo que regrese ya, y los próximos días tampoco". Se marchó de allí fastidiada.
Era ya casi la hora de comer y todavía tenía que pasarse por el fisioterapeuta a pedir hora. "Buenos días, quería cita para que me descontracturasen el cuello, ¿podría ser mañana?". "A ver que mire... no, imposible, el fisio ha estado hoy todo el día, pero en los próximos días no estará por aquí". Y de nuevo se volvió a marchar con gesto de fastidio. Le gustaba aquel fisio, aunque no era el mejor y no solía dejarle la espalda tan bien como le gustaría.
A la carrera, se fue a la panadería. Para su alivio, vio que estaba abierta. "Una barra normal por favor, poco cocida". Mientras se la envolvían, preguntó al panadero: "tú eres nuevo, ¿no?", "No, señora, he estado fuera un tiempo, pero yo he trabajado aquí desde hace mucho, de hecho un año gané el premio al mejor panadero de la ciudad". "Oh disculpe entonces, no frecuento esta zona mucho, muchas gracias, ¿mañana abrís también?". "Por supuesto, aquí tendrá su pan calentito un día más. Buenos días".
Al fin tuvo un poco de tranquilidad después de comer. Tras recogerlo todo, se tumbó en el sofá a ver la primera película de una trilogía de piratas de dos directores con muchas nominaciones y de la que le habían hablado muy bien. Y, efectivamente, se rió tanto que al terminar le dolía todo el cuerpo, le gustaron muchas cosas, los actores, el guión, la banda sonora... Se prometió que en los siguientes días iba a tragarse las otras dos películas de la trilogía.
De nuevo se sobresaltó cuando recordó que había quedado con un par de amigas en el bar de abajo, y no le daba tiempo a llegar. Llegó a la carrera, no había nadie y le dieron ganas de darse un cabezazo contra la pared cuando vio dos mensajes de sus amigas diciendo que llegarían más tarde. Ya que estaba allí, se sentó en la barra y pidió una copa. Tanto tardaron que le dio tiempo a mirar todas las botellas que había en el estante, algunas las conocía, en otras no se había fijado nunca, y le parecieron muy curiosas. Tendría que volver otro día para seguir estudiándolas, seguro que seguirían allí. Y de pronto, aparecieron las amigas. "Chicas, por fin, estaba a punto de ponerme a hablar con los personajes de las botellas...".
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