viernes, 22 de febrero de 2019

Microcrónica literaria de la 3ª noche de Preliminares del #COMBA2019

- Y hasta aquí la exposición de mi demostración sobre la Teoría de Salcines, de por qué se pierden en la lavadora los calcetines.

Todos los asistentes a la charla se pusieron en pie a ovacionar al científico de prestigio que había demostrado su gran sabiduría con aquel complicado teorema.

- Durante el día les pasaremos un email con las dos charlas que daré la semana que viene.

La sala se quedó prácticamente vacía, solo quedó un asistente, que se acercó al científico.

- Buenas tardes, es un honor saludar a todo un Premio Nobel, yo este año soy candidato, ¿sabe? Bueno, también lo es Donald Trump, así que no sé qué credibilidad tiene.

- Buenas tardes, ¿y a qué es usted candidato, si no es indiscreción?
- Al de la Paz. Sí, no me mire así, parezco un feroz guerrero, pero en realidad predico la paz. Ayer, sin ir más lejos, fui a defender a unos toros a una corrida de unos forcados portugueses.
- ¿Y se vio agraciado en su pretensión?
- Qué va, fui a defender al toro y acabó pegándome cuatro revolcones. Menos mal que los forcados solo tenían una única función. La semana que viene tendré más tiempo para seguir trabajando por la paz. Pero no quiero hablar de mí, me gustaría que me contara cómo consiguió elaborar su teoría.
- Pues se lo contaré encantado, pero no aquí. ¿Le importa que bajemos al bar de enfrente? Conozco a todos los camareros menos a uno, que nunca me atiende a mí.

Entraron al establecimiento, se sentaron, pidieron las cartas y, ocultos tras ellas como espías cutres, empezaron a cuchichear:
- Mire, mire, ese es el camarero que le decía. Solo atiende a ese cliente, siempre que vengo, están ahí. Volveremos mañana y ahí estarán, y pasado, y la semana que viene...
- Si el camarero hace bien su trabajo, y el cliente es generoso en el trato y las propinas, yo les doy mi bendición.
- Se rumorea que igual este año gana el premio al mejor camarero. Pero no me haga mucho caso, también decían que España iba a ganar el Mundial... Pero cambiemos de tema, usted quería saber el origen de mi teoría. Pues aunque no se lo crea, necesité ayuda.
- ¿De otro científico? ¿De algún investigador? ¿De Yahoo respuestas?
- No, de una rata- al ver la cara de estupefacción del guerrero, tuvo que explicarse-. Verá, yo tengo mucha sabiduría, pero la limpieza no es mi fuerte y, hace años, apareció una rata que se me quedó mirando intrigada. Desde entonces, aparece días sueltos, pero de tanto pasear entre libros, ha pasado de rata callejera a rata de biblioteca. No creo que vuelva a aparecer en una temporada, pero la última vez tuvimos una discusión bastante clarificadora y me hizo abrir los ojos. Le estoy muy agradecido.
- Qué historia más extraña. Me ha recordado a mi infancia en la granja, cuando jugaba a que hablaba con los animales, qué tiempos aquellos, creo que de entonces me viene mi amor por la paz.
- ¿Ha vuelto a aquella granja?
- Solo una vez, pero el recuerdo que tenía no se parecía a la realidad y me decepcionó, no creo que vuelva por allí. Huy, mire el camarero, ¿quiere una cerveza? Perfecto, ¿nos pone dos quintos? Gracias.

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