jueves, 9 de febrero de 2023

Crónica literaria de la 3ª noche de Preliminares del COMBA 2023

 La Antilla. 10 de la mañana. A escasos metros de la orilla ondeaba una bandera magenta, rodeada de, aproximadamente, un huevo de toallas blanquinegras. El 18% de la población de Badajoz estaba ahora mismo en aquel sitio. ¿Están solos? ¡No! Un grupo de irreductibles padres, con sus correspondientes bebés (obvio, sin bebés es difícil que sean padres...) están intentando que sus hijos se acostumbren a la arena. Este curioso encuentro da lugar a alguna curiosa conversación:

- Pues nosotros llevamos años viniendo aquí, y lo seguiremos haciendo. ¿Vuestros bebés llevan muchos años por estas playas? No los habíamos visto nunca.

- Claro, nacieron hace dos meses. Sí, sí, todos el mismo día, curioso, ¿verdad? No veas la guerra que dan. De hecho... vaya, nos tenemos que ir a cambiarlos.

- ¿Se han hecho caca?

- No, no, que como son todos igual de rubios, nos hemos confundido y hemos cogido cada uno el que no es. Tenemos que pasarles el lector de chips para reconocerlos. ¡Nos vemos el año que viene!

Allí se quedaron los pacenses playeros, tomando el sol y adquiriendo un tono de piel similar al de la bandera que hemos mencionado antes. Al rato, un grupo se les acerca, parecían algo perdidos pero con ojos enamorados.

- ¡Buenos días! ¿Nos pueden decir dónde estamos?

- En San Francis... digo, en La Antilla, perdón, la costumbre.

- ¿Y ustedes de dónde sois?

- La concordancia gramatical la llevamos regular, ¿no? De Badajoz, la ciudad más bonita del mundo.

- Oh, una ciudad. Eso es lo que nos gusta a nosotros. Hemos salido de nuestro pueblo, paseando por la playa, admirando todas las maravillas: la arena, el cielo, las papeleras, las farolas... y aquí hemos llegado. Háblennos un poco de lo bonito que tiene Badajoz.

Siete horas después... 

- Qué maravilla, es casi como si hubiéramos estado allí. Iremos el año que viene, pero ahora nos tenemos que volver al pueblo, que parece que va a empezar a llover y hemos dejado echadas las cortinillas.

Una vez se quedaron solos, los pacenses se miraron y empezaron a pensar en irse.

- Chavales, ¿nos vamos a tomar unas copas? He visto un bar en el centro que tiene buena pinta.

Dicho y hecho, al rato estaban en la puerta tratando de convencer a los porteros para que los dejara pasar.

- Es nuestro primer día y se nos ha colado un grupo de borrachos que tienen pinta de acabar con las existencias. ¿Se lo pueden creer? Mi primer día aquí y ya me la lían. Yo, que venía aquí con mis mejores intenciones y me encuentro con esto. Igual hasta nos echan, pero volveremos a intentarlo en otro momento. 

- Venga, chavales, que no se diga, ¿queréis que entremos nosotros a hablar con ellos? Que somos de Badajoz, gente humilde, honrada y abierta. Veréis como nos hacemos amigos enseguida.

- Pues si nos hacen el favor... de paso, aquí tienen las llave, cierren ustedes, que nosotros ya nos vamos.

¿Hace falta decir lo que pasó? Efectivamente, tanto los borrachuzos como los pacenses playeros se quedaron hasta las tantas en el bar. Y no solo eso, encima quedaron otro día para otra ronda.

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