martes, 6 de febrero de 2018

Microcrónica literaria de la 1ª noche de Semifinales del #COMBA2018

- ¡Venga niños! Poneos cada uno en vuestro asiento, que el viaje va a comenzar.
Un peculiar barco pirata lleno de bucaneros iba a comenzar un vuelo a baja altura sobre la ciudad de Badajoz. Iban con la ilusión de verlo todo, de aprender y, de paso, apropiarse de alguno de sus tesoros.
- Mirad a vuestra derecha, admirad la Alcazaba, sus monumentos e imaginad los tesoros escondidos que oculta y que aquel arqueólogo está tratando de desenterrar.
- ¿Es famoso ese señor?
- ¿Que si es famoso? Es el más veterano de todos, siempre trabaja con seriedad y esmero. Es humilde y sincero y hace muy bien su trabajo. ¡Mirad! Nos ha visto y os está saludando, ¡decidle hola!
El arqueólogo saludaba con una media sonrisa en la cara, no sabía si sería su última excavación, había hecho muchos méritos, pero por desgracia, su renovación no dependía solo de él...

- Ahora a la izquierda, niños, mirad esa plaza. Se llama Plaza de la Soledad, siempre está tranquila, se respira paz, y...
- Hoy no está tranquila, capitán, hay dos señores discutiendo.
Efectivamente, dos hombres, entre los que era imposible encontrar una semejanza, enzarzados en discusiones a cual más nimia. Y cuando parecía que iban a llegar a las manos o a levantarse e irse cada uno por su lado, se miraron y se echaron a reír.
- Ay Don José, qué cosas dices, tienes que tomarte la vida con más humor.
- Don Pepito, y usted debería pensar que no todo es cachondeo...
- ¿Habéis aprendido, niños? En la vida hay que saber diferenciar la risa de la seriedad, saber cuándo usar una y otra, y combinarlas en la proporción justa. Esa es la manera de progresar y de seguir adelante, como hacen esos señores.

- Capitán, ¿de dónde viene esa música?
- Hay una en fiesta en la Plaza San Francisco, la gente baila y se divierte. ¡Mirad como se mueve ese hombre de las gafas y los pantalones azules! Qué ritmo tiene. ¡Cómo se lo está pasando!
- Yo lo vi la semana pasada en otra fiesta, y también se lo pasaba igual de bien. Les dijo a mis padres que está divorciado y que iba con su madre, ¡mira, es esa señora de los rulos!
- Le deben encantar las fiestas, y si la semana que viene hay otra, seguro que allí está también. Pero, sobre todo, aprended cómo quiere a su madre.

- ¡Mirad qué casas más grandes! A mí me gustaría vivir en una de esas, con piscina, jardín, una portería...
- Pues, para eso, os tenéis que volver millonarios, os tiene que tocar la Lotería, como a ese señor que nos saluda.
Un ruido había perturbada su cara paz, un barco que sobrevolaba su mansión. Por suerte solo eran unos niños, con un saludito quedaría bien y podría seguir gastando tiempo y dinero.
- Dicen que ese señor va a Badajoz de vez en cuando y deja sus millones allí. Pero creo que ya ha derrochado bastante, no creo que vuelva por allí, aunque si lo hace, será bienvenido.

Tras un rato más sobrevolando la ciudad, se percataron de que alguien les perseguía. Varios hombre montados en una nube, vestidos de blanco y con una sonrisa en la cara, les dijeron que se acercasen.
- Hola pequeños, desde aquí lo observamos todo y sabemos lo que habéis estado buscando, buscáis formar parte de esta ciudad y sus tesoros. Queréis triunfar, queréis llegar a donde otros llegaron antes. Y os podemos decir que vais por el buen camino, no os desviéis, hacedlo todo con seguridad, pero con humildad y, sobre todo, con la mayor Dignidad. Levantaos si os caéis y dejaos aconsejar por quien sabe más que vosotros.
- Muchas gracias por esos consejos.
- De nada, nosotros sabemos lo que es tocar el cielo, y siempre estaremos aquí, para ayudaros en lo que haga falta.

Tras este último encuentro, tocaba volver. Les quedaban muchas jornadas para viajar, para aprender. Pero ya tocaba descansar, ya vendrían otras odiseas y cada vez sería más grande el tesoro a conseguir.

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