martes, 14 de febrero de 2017

Microcrónica de la 1ª Jornada de Preliminares del COMBA2017

Buenos días, amigos carnavaleros.

Pocas horas después de terminar la primera noche de Preliminares, ya os podemos ofrecer la crónica correspondiente, con nuestro original estilo literario. El año pasado tuvieron una acogida muy aceptable, por lo que este año volveremos a hacerlas así. Esperamos que os sigan gustando.


Eran altas horas de la madrugada cuando la puerta trasera del Gran Teatro se abrió y por ella salió la glamurosa diva, gran protagonista de la ópera de una única función estrenada esa noche. Muy a su pesar, no iba sola, le acompañaban dos señores como lapas, ambos con el mismo objetivo:
- ¿Pero ya se va, señorita? ¿No se quiere quedar un rato haciendo compañía a un atractivo señor como yo? Mire que a estas horas soy lo mejor que va a poder conseguir...- esto lo dijo un seductor ya entrado en años.
- Señorita, ¿le he dicho ya que sus ojos brillan como dos esmeraldas y que su pálida piel le hace resaltar como un ángel entre las demás? Sus andares tienen un estilo sin igual y sus gestos parecen los de una auténtica reina-. Sí, correcto, estas palabras solo podían venir del mayor pelota de la ciudad.
- Caballeros, caballeros, les ruego por favor que me dejen marcharme, que yo ya he terminado de actuar y no voy a volver por aquí en un tiempo y...

Sus palabras se interrumpieron por los gritos de un soldado que venía corriendo desde muy lejos adviertiendo al peculiar trío:
- ¡Rápido! ¡Escóndanse! Un hombre lobo anda suelto y no sabemos si es peligroso, pero, por si acaso, no nos quedemos aquí. Metámonos detrás de aquellos contenedores mientras llegan los expertos.
Una vez escondidos detrás, el pelota preguntó:
- No dudamos de su increíble valor, su fuerza descomunal y su enorme valentía, pero, ¿no debería ser usted quien nos protegiera de semejante fiera?
- Sí, pero yo soy nuevo por aquí, de hecho solo me han destinado una noche y ya no volveré. Espero hacerlo el año que viene con más fuerza y mejores resultados. Espero que lleguen pronto los refuerzos, porque el teléfono no tenía muy buena señal... ¡Pero señora, usted túmbese en el suelo! Que con el pedazo de melena que tiene se le ve por encima de la tapa.

Esta advertencia llegó tarde, el hombre lobo los había visto y se había acercado sigilosamente.
- ¡Fuera de aquí! Deje de mirar a esta dama con ojos libidinosos, porque se va a venir conmigo a ponerse a salvo en mi mansión- gritó el seductor a lo que la soprano respondió con una mirada incrédula.
- No se preocupen, solo estoy de paso- explicó el hombre lobo-. Llevaba un tiempo deambulando por las calles y ahora me apetecía acercarme al teatro. Me gusta, debería volver más por aquí, no sé si este año, o el que viene, pero...

En ese momento, dejó de hablar, se puso rígido y los ojos se le tornaron vidriosos, como si estuviera hipnotizado. Efectivamente, una suave música había amansado al hombre lobo. El flautista que la estaba tocando se acercó y dijo al curioso grupo:
- No se preocupen, ya estoy aquí, ya me encargo yo de esta fiera.
- ¿Pero usted no se dedicaba al negocio de las ratas?
- Sí, pero el resto de bestias no dejan de ser como ratas grandes, solo hay que saber tocar la melodía adecuada en cada momento. Si me disculpan, me lo voy a llevar alejarlo de aquí. Si me necesitan de nuevo, llámenme, que estaré unos días más montando guardia por la zona.

Y envueltos en una bonita melodía se alejaron de los contenedores donde seguían escondidos. El primero en hablar fue el soldado:
- Señores, señora, como les dije, yo me tengo que ir ya, ha sido un placer compartir este rato con ustedes y...
- ¡Espere!- gritó la diva mientras salía corriendo-. ¡Voy con usted! Total aquí no tengo más que hacer.
Y así lo hizo, dejando a los dos pretendientes con un chasco.

Tras unos segundos de silencio, el seductor dijo:
- A mí aún me quedan unos días para irme de aquí. Me voy a un garito a tomar una copa, ¿se viene?
- Oh, qué grandísima idea ha tenido. Yo tampoco tengo que volverme aún, le acompaño. Por cierto, ¿le he dicho que ese traje le sienta como un guante y que su peinado es espléndido?
- No me lo había dicho, ciertamente. Pero dígame más cosas, no se corte...

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