jueves, 1 de febrero de 2018

Microcrónica literaria de la 3ª noche de Preliminares del #COMBA2018

- Y a continuación, la persona que nos va a llevar a ser la mejor Comunidad, o país, o continente... no tenemos muy claro qué entidad geográfica seremos... Lo dicho, con todos ustedes... ¡Nuestro Presidente!
Una gran ovación se extendió por el pabellón, todo el público en pie, jaleando. ¿Todo? ¡No! Un tipo de negro, con más cejas que Frida Kahlo seguía sentado, de brazos cruzados, escuchando y esperando su momento.
- ¡Gracias, compañeros y compañeras! ¡Gracias por vuestros aplausos y ánimos! Ayer era camarero, hoy Presidente, quién sabe qué seré mañana. Todos pensábamos que solo iba a estar una legislatura, pero viendo la inesperada acogida, puede que remotamente llegue a plantearme otra o, si acaso, volver más adelante con más experiencia. Y también, que sepáis que... ¿sí?- mensaje por el pinganillo de su director de campaña- ¿seguro? Pero les romperé el corazón... está bien, se lo digo... ¡Compañeros, compañeras!, una mala noticia: me informan de que se ha terminado el catering de esponjillas y gominolas que teníamos para vosotros. Por lo visto, no lo preparamos del todo bien, se han acabado y no volveremos a traer más. ¡Lo siento!
Lejos de enfadarse, el público se volvió a poner en pie, dando ánimos. ¿Todo? ¡No! El tipo con el pelo lamido por una vaca y gesto de estar chupando un limón se levantó también, pero para quejarse mientras se iba:
- Encima del escándalo que montáis no hay para comer, anda ya, que solo queréis juerga, cachondeo y ruido. No has prometido eliminar todas las fiestas, olvídate de mi apoyo, ahí os quedáis.

Se marchó buscando el mejor sitio para estar tranquilo y sin ruidos: la iglesia. Pero no para rezar, solo para sentarse a mirar y escapar del "bullicio" de aquella tranquila avenida.

Pero no encontró lo que buscaba: dos bancos más adelante, había una señora rezando en voz alta un rosario; a su derecha, otras dos señoras parloteando de sus cosas; detrás un señor que se había dormido y roncaba como un cerdo... Enfadado, se dirigió al cura:
- Quiero hablar con el responsable.
- Yo soy el sacerdote, ¿qué deseas, hijo?
- No, contigo no, con tu superior.
- ¿El obispo?
- No, con Dios.
- ¿Con Dios? Él ahora no está, o sea, sí está, en todas partes y estará hasta el final. Pero yo soy su representante, si hablas conmigo es como si hablases con Él.
- ¿Seguro?
- Que sí, jediondo, que sí...
- ¿Qué me has llamado?
- Nada, nada. ¿Qué me tenías que decir?
- Que aquí no se puede estar, hay ruidos por todas partes. Hasta que eso no se arregle, me pienso quedar aquí, en forma de protesta.
- Esta iglesia está siempre abierta. No hay problema en que te quedes, hijo. Dios, en su gran misericordia, acoge a todo el mundo en su casa.
- Encima palabras raras. Pues aclarado, me pienso quedar aquí al menos hasta el final de la semana que viene. Díselo a tu superior.
- Tranquilo, Dios se quedará también ese tiempo, lo comprobará él mismo. Hijo, ¿te puedes ir en paz de una vez?

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